Racing ya comenzó con la pretemporada de fútbol y con un fuerte compromiso

       Este jueves 11 volvieron a la actividad las jugadoras de fútbol femenino del Club Racing, tanto en la categoría Sub 15, como en Primera División, de la Liga de Fútbol Femenino de Olavarría.

       La dupla Débora Lebrero (32) y Manuela Oyarzún (25) se han hecho cargo de la conducción tanto de la escuelita como del Sub 15. Recordemos que la escuelita comenzó a funcionar en agosto del año 2019. Ya estaban funcionando en el club, las otras dos categorías.

       Débora Lebrero durante su formación fue parte de la escuela de Claudio Pinedo en el CEF 44 y hoy recuerda con admiración y respeto al formador, a la vez que destaca que sigue siendo actualmente una persona de confianza a la que recurre cuando necesita de la voz de la experiencia, en esta disciplina.

      Con la salida de José Hernández en la dirección técnica del equipo mayor, las chicas chairas están a la espera de un técnico/a que se haga cargo del equipo. Ambas consideran importante que quien asuma ese rol sea profesor/a, que tenga capacidad de manejo de equipo. Que no sólo se preocupe por cuestiones técnicas sino que pueda saber conducir a un grupo de chicas con sus particularidades, con sus historias. Que pueda entender y potenciar al equipo atendiendo desde un punto de vista social a cada una de las chicas que vestirán la camiseta de la estrellita. Se espera que quien enfrente el desafío tenga experiencia, pero no es un requisito excluyente. Sí es importante que tenga formación en el manejo de grupo.

     Manuela Oyarzún es profesora de Educación Física y por el momento estará a cargo de la preparación física de las chicas de Primera. Débora Lebrero está haciendo el curso de Técnico Nacional en la escuela de César Salvador Menotti. Todo el 2020 cursó de manera virtual y este año comenzará a hacerlo de manera presencial, si es que alguna medida sanitaria no disponga lo contrario. Tiene en claro que la formación es fundamental para incursionar en proyectos ambiciosos, que redunde en beneficios para el club, pero sobre todo a un grupo de chicas que han optado ser parte de un club con larga historia en el fútbol de varones. Ellas saben que también formarán parte de la rica historia deportiva del club.

     Hoy son más de 20 las jugadoras que asisten a las prácticas, algunas con compromisos laborales y o familiares. Ser madres es una tarea de tiempo completo y en ocasiones suele afectar los horarios de entrenamientos, cuando no tienen a alguien que cuide de esos menores. Pero de a poco se van acomodando para dar lugar a vivir la experiencia de esta pasión, de esta práctica deportiva.

    Tanto Débora como Manuela comparten los mismos principios y valores y saben de la importancia de trabajar desde la escuela el desarrollo, tanto físico como de la personalidad de las chicas que asistan a la misma. En este sentido es tan importante el entrenamiento físico como el de la personalidad, lo actitudinal.

    Con respecto al entrenamiento físico, hacen también trabajos de pelota, control del balón con todo el cuerpo, conducción, desarrollo de las dos lateralidades, etc. De igual modo abordan la importancia del trabajo en equipo, de la cooperación y la solidaridad entre las pares en pro de un mejor rendimiento. El respeto entre las pares es fundamental para lograr la unidad del equipo.

    También buscan que las chicas puedan jugar en distintas posiciones adentro de un campo de juego. Esto les abre un panorama de posibilidades de aprendizajes y desarrollo. Cada una de las chicas, una vez que experimenten todas las posiciones en el campo, pueden elegir ellas mismas su lugar en la cancha, donde se encuentren más cómodas y donde rindan más para el equipo.

     El docente en este sentido es sin dudas un orientador importantísimo. De esta manera la práctica deja de ser monótona para transformarse en un espacio dinámico que ofrece distintas posibilidades. Además, en competencia, suele suceder que alguna jugadora se ausente por asuntos particulares, entonces hay que cubrir ese puesto. Así, a quien le toque ocupar ese espacio en el campo, no le resultará desconocido.

    También se llevan a cabo prácticas donde analizan la trayectoria de la pelota, y el modo de controlar ese balón para sacarle más provecho. Aprenden a usar todo el cuerpo en ese control, usando la cabeza cuando sea necesario, ya sea para despejar o cabecear al arco, o hacer un pase a una compañera mejor ubicada.

     Otro de los aspectos que trabajan las formadoras son los giros con la pelota sobre el cuerpo. Generalmente las chicas una vez que aprenden a girar lo hacen hacia un lado, donde se sienten más seguras y cómodas. De esta manera se hacen predecibles en el juego. Con trabajo se trata de que puedan girar hacia ambos lados, dificultándoles el trabajo a las marcadoras.

    Con todos los desafíos por delante, las pequeñas chairas se dan cita en el club todos los martes y jueves a las 9:30 hs. hasta las 11hs. Los sábados hay encuentros optativos, pero con el atractivo, de que se hace fútbol. El horario es aleatorio y acordado con el grupo. Pero las chicas pueden poner en práctica todo lo trabajado y aprendido durante la semana.

    Otro aspecto digno de destacar, es que: "los dirigentes vienen apoyando al fútbol femenino, lo tienen en cuenta…", según relata Manuela Oyarzún. Gracias al trabajo que vienen realizando, son muchas las jugadoras que se han sumado a esta gran familia. Esto hizo que la dirigencia pusiera más atención en ellas. Les proporcionan todos los materiales de entrenamiento que usan habitualmente los varones para la práctica deportiva. Además les han dejado para entrenar la cancha auxiliar de fútbol que después de un importante trabajo ha sido reacondicionada.

    Débora y Manuela sienten la confianza depositada en ellas por la dirigencia que está presente en aquello que necesiten. El presidente del Club, Mario Giacomaso, nunca desatendió el teléfono cuando alguna de ellas lo requirió ante alguna situación presentada.